Con tal de obtener un cuerpo que encaje con los estándares sociales predominantes, adolescentes recurren al uso voluntario de solventes como tíner, tolueno, gasolina blanca o aguarrás para no sentir hambre y bajar de peso, sin importar que estas sustancias matan neuronas y pueden causar infartos o los desequilibrios alimenticios que genera el no comer.
Así lo alertó en entrevista con Publimetro el ingeniero Enrique Hernández, secretario del Fideicomiso para la Investigación sobre Inhalables, organismo que integra a Petróleos Mexicanos (Pemex); la Asociación Nacional de Fabricantes de Pinturas y Tintas; la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación y la Asociación Nacional de la Industria Química.
Hernández de Tejada explicó que las jóvenes consumen las llamadas mamilas, que es una droga inhalable contenida en envases similares a los de fragancias corporales para mujer hecha con tíner, tolueno, gasolina blanca o aguarrás, disfrazada con saborizante, aromatizante y colorante, para no sentir hambre y saltarse hasta dos comidas en un día.
Esta droga suele ser disfrazada como bodymist o fragancias corporales para mujer, que tienen olores y colores agradables. Por ello Enrique Hernández alertó a las madres de niñas y mujeres adolescentes y a autoridades escolares a mantenerse alerta sobre el posible uso de solventes bajo esta modalidad disfrazada.
Su costo va de los 25 a los 35 pesos y sus efectos en el cuerpo y el sistema nervioso son los mismos que el solvente en bruto, también conocido como mona; una mamila puede durar hasta 10 horas, tiempo que tarda en evaporarse el compuesto químico. Su consumo demuestra que el uso de solventes como droga ya se extendió a la clase media y no se limita a población en situación de calle o precariedad.
“Las jovencitas lo que buscan es dejar de comer, brincarse una comida. Mandar el mensaje mental de estar satisfecha y brincarse comidas. Al estar ingiriendo el solvente de forma directa y voluntaria, el cerebro manda el mensaje de satisfacción alimenticia”, detalló el secretario del Fideicomiso.
Recordó que los primeros casos de los que se tuvo conocimiento fue en 2013 en la delegación Gustavo A. Madero, que junto con Iztapalapa e Iztacalco, al oriente de la Ciudad de México, son las demarcaciones con mayor consumo de solventes. Todas ellas colindantes con municipios del Estado de México como Ecatepec, Nezahualcóyotl o Chalco.
El secretario del Fideicomiso advirtió que el consumo de las mamilas se da en instalaciones ocultas cerca de preparatorias o bachilleratos; locales de video juegos y máquinas traga monedas, también conocidos como mini casinos, o establecimientos con fachada de papelerías o tiendas que por dentro son bares clandestinos.
Subrayó que de 2003 a 2009 la venta de solventes en el país entre adolescentes tuvo un incremento del 1.3 al 4.2%, es decir, casi se cuadruplicó en seis años; se trata de una droga inicial, es decir, que de ésta se puede pasar a otras como marihuana o cocaína, y es de fácil acceso, ya que se obtiene en tlapalerías de barrio, ferreterías y super mercados. Además en espacios clandestinos cercanos a escuelas, paraderos de transporte, billares o bares.